El presupuesto de otoño del Reino Unido ofrece un resultado mixto para el sector automotriz y los consumidores, ya que no logra abordar de manera decisiva la incertidumbre actual que plaga las compras de automóviles. Si bien algunas medidas ofrecen alivio a corto plazo, el panorama a largo plazo sigue siendo complejo y potencialmente desalentador para los compradores.
La fiscalidad de los vehículos eléctricos sigue siendo un signo de interrogación
Un punto clave de controversia es el impuesto de pago por milla previsto para los vehículos eléctricos (EV) y los híbridos enchufables, previsto para 2028. La falta de detalles concretos plantea preocupaciones sobre su implementación: ¿los conductores informarán ellos mismos el kilometraje o se requerirá el seguimiento digital? Esto invita a preguntas sobre la privacidad de los datos, los cobros transfronterizos y posibles lagunas jurídicas. El mero anuncio de este impuesto ya ha generado titulares negativos, aunque sus detalles no están definidos.
La exención del impuesto sobre el combustible es temporal
La congelación temporal del impuesto sobre el combustible, que mantiene el recorte existente de 5 peniques, proporciona sólo un respiro a corto plazo. Los precios volverán a subir en 2026, lo que potencialmente impulsará a los compradores hacia vehículos o vehículos eléctricos más eficientes en el consumo de combustible. La financiación gubernamental para la subvención para vehículos eléctricos se amplía hasta 2030, pero puede que esto no sea suficiente para contrarrestar la confusión más amplia.
Se avecina la prohibición de 2030
La propuesta de prohibir la venta de automóviles nuevos de gasolina y diésel para 2030 crea más incertidumbre. No está claro qué híbridos estarán exentos, y los cambios de objetivos dejan a los compradores indecisos. El presupuesto no ofrece claridad sobre cómo estos cambios afectarán el comportamiento de los consumidores.
Alivio limitado para la asequibilidad de los vehículos eléctricos
Elevar el umbral del impuesto VED para los “coches caros” a £50.000 hace que algunos vehículos eléctricos sean más asequibles. Sin embargo, esto se ve compensado por la falta de medidas en materia de cobro de costes. La carga pública sigue siendo costosa, particularmente para los conductores sin acceso a la carga en el hogar, un grupo demográfico que se beneficiaría más de la adopción de vehículos eléctricos en zonas urbanas con calidad del aire.
Conclusión: más preguntas que respuestas
El presupuesto no ofrece una dirección clara para los compradores de automóviles. En lugar de simplificación, añade más complejidad. El Gobierno perdió la oportunidad de transmitir un mensaje positivo sobre los vehículos eléctricos, lo que dejó a los consumidores con mayores dudas. Esta indecisión probablemente prolongará la incertidumbre en el mercado.
